lunes, 30 de enero de 2012
A solas con mi noche – II –
Me vino a la mente
el recuerdo de tu vejamen
como un estrepitoso manjar de melancolía,
como tierra árida
y derruida.
El bosquejo de tus labios
ha roto – otrora tiempo pagano –
los versos de mis hojas,
los destellos de nuestro desenfreno.
Ya no suspiro por las lágrimas caídas,
ahora
dibujo manchas en la pared
después
sólo queda el parquet marcado.
La cama está soltera
el cielo nocturno
nublado
tu semblante esparce olvido.
Los libros marcados por el recuerdo
lapidario y furtivo del pasado
socavan mi memoria
y la hacen estallar de palabras.
Tu erotismo está desnudo
y no pretendo ser tu abrigo
porque la tempestad ha pasado – indemne –
frente a mí.
En la soledad de la noche
con los barrotes entreabiertos
mi compañía escapa
y vuelvo a sonreír.
G.-
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