El reloj marca las diez
es hora de irme,
primero un pie
luego el otro.
Avanzo sin recaudos
por parques continuos
plagados de oscuridad.
Te veo a la luz de la luna
anunciando la llegada del invierno,
te veo ensimismada,
Soledad.
Avanzo nuevamente
a través del sendero del destierro,
ya no quiero besarte.
Ya fuiste.
ya no sos,
alguna vez significaste algo,
ya no,
Soledad.
Ahora que fuiste,
ahora que vengo,
ahora que Soy,
ahora que tengo.
El reloj marca las tres,
paremos el tiempo, mi amor
mi hora llega,
me subo al tren,
voy hacia ella.
No te vayas mi amor,
espérame, te Necesito
necesito de tus abrazos y besos
para ya no sentir el destierro.
Ya no me dejes caer
en el abismo,
en ese infierno,
ya no más destierros,
solo te pido que me ames.
Sólo destiérrame del destierro,
hazme tuyo, solo tuyo
sintiendo el fuego
de nuestra erguida pasión.
Yo solo te amo, mi amor,
mas te necesito también,
solo así mi corazón resistirá
los avatares del tiempo
y la tempestad.
Hagamos que ese monstruo llamado Tiempo no nos gane. Tomemos la delantera, convirtamonos en vanguardia, seamos vencedores. Es fácil ganarle. El amor, la felicidad, la alegría, la pasión son fuente de Victoria. Nosotros somos dueños de todas esas fuentes.
G.-
domingo, 26 de septiembre de 2010
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