Bandoneón,
deja que mis manos te toquen,
déjame desprenderte,arrancarte,
bellas melodías.
Tan simple,
tan complejo
como todo eso.
Y solo te pido una cosa,
no me dejes solo,
en medio de tanto hastío existencial,
tanta nada sepulcral,
tantos héroes,
tantas tumbas.
Deshilachar ese fuelle,
fruncir tus extremidades,
oníricas por momentos.
Tangible pescuezo
de instrumento-forjador de sensualidad.
No pretendo transgredirte,
no pretendo alterarte,
no pretendo ser lo que sos,
no pretendo arrancarte de tu lugar.
Quiero ser vos,
no lo que sos,
sino lo que Sos.
Transpiro,
secreto pasión,
mas en vano resulta aquello
si aún tus planes no me abarcan ,
si aún tu inconmensurabilidad
no me detenta.
Tango feroz,
inexorable halito de pasión,
incontenible atracción,
fugaz interacción,
irreal,
inconcebible,
esencial.
No renunciaré nunca,
jamás,
a proclamarte mía,
jamás,
a sentirte mía,
jamás,
a dejarte de ser mía,
jamás.
A morir de angustia
por la culpa
de esa vil harpía,
no te dejaré.
Porque necesito esa música,
esa mística real,
esa sensación acongojante,
constantemente.
No es simple necesidad.
No es alteridad.
No es obsesión sin sentido.
Es amor. Sólo amor. Simplemente, amor. Te amo, amor...
G.-
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