Veo en las luces nocturnas de la gran ciudad el recuerdo firme de todo aquello que somos: seres etéreos en medio del devenir constante de las cosas.
De vez en cuando pensamos en el amor, de vez en cuando pensamos en el mar, de vez en cuando pensamos en el dolor y de vez en cuando pensamos en actuar.
Mas, si fuera posible que estas palabras te hinchen el corazón y te animen a lograr tu cometido, entonces, hermano, las luces de la ciudad iluminarán el poniente tal como el sol cae impertérrito sobre nuestras cabezas en el día a día.
Si alguno de estos versos pueden conmoverte, algo en vos todavía respira, mas no porque sea palabra mía, sino porque son sentires nuestros.
Y cuando estés sólo o sola, de noche o de día, tiritando de frío o de miedo o de dolor o de encierro, nunca olvides todos somos uno en este juego y que hombro a hombro romperemos las cadenas del entierro.
G.-
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