No sé porqué
vuelvo al mismo lugar en el que los sueños desfallecen y se hacen uno con el
correr del río. No sé porqué respiro lo que se respira, aún cuando se sabe que
no ha de respirarse.
Tan solo una
pausa y todo quedará hecho trizas.
No hay
instantes ni solsticios que alcancen para poder decir lo que sobra o
estructurar lo que falta. Nadie sabe. Todos sabemos.
Mi cabeza divaga.
Un paso. Dos. Quizás… quizás ni siquiera uno. Y así volvemos al primer casillero.
¿Hasta qué
punto me pertenezco? ¿Hasta que punto soy yo y no otro que no sé que soy?
Siempre son las mismas preguntas. Siempre las mismas cuestiones. Siempre.
Siempre, ¿cuándo?
Esta noche,
realmente, no sé.
G.-
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