domingo, 19 de septiembre de 2010

98

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Y así es como los que nos iluminan son los ciegos.

Así es como alguien, sin saberlo, llega a mostrarte irrefutablemente un camino que por su parte sería incapaz de seguir. La Maga no sabrá nunca como su dedo apuntaba hacia la fina raya que triza el espejo, hasta qué punto ciertos silencios, ciertas atenciones absurdas, ciertas carreras de ciempiés deslumbrado eran el santo y seña para mi bien plantado estar en mi mismo, que no era estar en ninguna parte. En fin, eso de la fina raya...Si quieres ser feliz como me decís/ No poetices, Horacio, no poetices.

Visto objetivamente: Ella era incapaz de mostrarme nada dentro de mi terreno, incluso en el suyo giraba desconcertada, tanteando, manoteando. Un murciélago frenético, el dibujo de la mosca en el aire de la habitación. De pronto, para mí sentado ahí mirándolo, un indicio, un barrunto. Sin que ella lo supiera, la razón de sus lágrimas o el orden de sus compras o su manera de freír las papas eran signos. Morelli hablaba de algo así cuando escribía: >.


Capítulo 98, Rayuela, Julio Cortázar. Gracias, compañero...

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